.

.

martes, 18 de febrero de 2014

Siempre nos encontramos frente al dilema del amor y la traición. Cuando uno ama, entrega todo de sí, sin lugar a dudas se entrega uno mismo, completamente. Se ofrece a la otra persona de tal forma que deja de pertenecer a si mismo para pertenecerle. Aunque nunca se aleja de nosotros el miedo a ser traicionados, heridos y desilusionados. Pero, pasa que tu mundo se derrumba, cambiando luz por oscuridad, donde todo lo envuelve la soledad, a causa de la traición. Pasa que esa persona que amas ya no siente, o en realidad, nunca sintió lo mismo que sentís vos por ella, y no le importa hacer las cosas más sencillas para herirte, ni siquiera lo piensa, lo hace. Pasa que ese cosquilleo en la panza que sentías cuando el te besaba o esos abrazos que te daba y sentías tocar el cielo con tus propias manos se transforma en una dolorosa traición. Ese sentimiento, horroroso, denominado traición que te hace sentir que todo el mundo se vuelve contra vos, que un millón de espadas te atacan.
¿Cómo pudo decirte cada una de sus palabras de amor si luego te iba a traicionar? ¿Cómo te engañó por tanto tiempo? ¿Cómo se le fue el amor que decía sentir en unos instantes? ¿Cómo perdió en unos minutos lo que vos le dabas todos los días? 
Tus días se hacen eternos, ya no le encontrás sentido a nada, ni siquiera te puede dar una explicación de lo que hizo, mucho menos le interesa cómo te sentís. Pasas noches desvelada pensando en cómo pudo haberte traicionado, cómo le creíste por tanto tiempo, por qué le diste tanto amor, por qué te pagó así. Después de pasar tiempo por este horrible dolor, y seguir saboreando todos los días el sabor amargo de la traición de esa persona que amaste tanto.. lográs retomar tu vida, te proponés metas, luchás por poder seguir, volvés a ver brillar el sol y todo parece estar bien, hasta que de repente vuelve, diciéndote todo lo que te decía antes, haciéndote creer que te ama como te amo el primer día y aún más, que te necesita para poder vivir, y que sos lo único que puede hacerlo feliz; y culmina diciendo la típica frase: ''el verdadero amor perdona'', y vos débilmente caes en sus trampas y sus mentiras, sin darte cuenta que ese era el momento justo para decirle: ''sí, pero el que ama no traiciona''.

No hay comentarios:

Publicar un comentario