.

.

sábado, 17 de agosto de 2013

Sangrar por dentro.






Nadie sabe por lo que estás pasando. Todos creen que ya no te importa y que todo ha cicatrizado, cuando la herida sigue sangrando como el primer día. Nadie se imagina cómo te sientes. Buscas algo que te llene, sabiendo que no lo encontrarás, te engañas creyendo que habrá otro que te haga sentir como él lo hacía. Utilizas el odio como consuelo y sabes que de nada servirá llamarlo "hijo de puta", cuando luego estás llorando por él. No escuchar su voz es otra puñalada más y verlo sonreír sin poder ir hacia él y besarle, duele. Echarle de menos ya es tu rutina. Las lágrimas en tu cara son algo habitual. La vida te ha quitado lo que más querías y tú no tienes fuerzas para luchar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario