Y en momentos difíciles es imprescindible enfrentar nuestros miedos.
Enfrentar el miedo a estar sola, y que sea para siempre o solo a corto plazo.
El miedo al futuro, a lo que te proveerá. El miedo a tomar una decisión y arrepentirte o en su defecto, equivocarte.
El miedo a alejarte o quedarte tan cerca que pueda hacerte daño.
Y el miedo siempre te somete, te domina, te asfixia. No te deja pensar. Te encierra y te aisla. Y aunque somos consciente de esto, no somos capaces de exhortarnos a vencerlo.
¿Y si lo intento? Es eso, o seguir prefiriendo someterme al poder de mi propio enemigo. Es elegir mi camino, emprenderlo sola; o seguir caminándolo bajo la misma miseria.
¿Elegirlo o elegirme? ¿Seguir lastimándome o alejarme? ¿Afrontar mis miedos, creerme capaz, o sentirme útil solo si lo tengo a mi lado?
Elegirme, aceptarme, valorarme, quererme, cambiar.. y volar.
Elijo todo eso.
Me elijo.
Te pierdo.
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