Él entró en mi vida, acarició mis penas, adormeció la furia,
cosechó esperanza y navegó dentro de mí.
No me explico cómo ni en qué momento sucedió esto.
Aunque no me lea, le escribo; aunque no lo vea, siento que está conmigo.
Y así.. como entró, se fue sin decir adiós; fue un ángel que dejó cicatrices de felicidad en mi vida;
y se marchó llevándose las cenizas de soledad y nostalgia.
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