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viernes, 21 de marzo de 2014

Y comprendí que..

Y comprendí que hay personas que brillan sin ser estrella, y que hay silencios que separan, sin ser kilómetros. Que la vida es un poquito así, sin sentido, pero que nos desesperamos por darle uno. Un sentido, con nombres y apellidos, a ser posible. Un sentido que nos abrace por las noches y que no se vaya al vernos las cicatrices: que las comparta con nosotros.
Comprendí que enamorarse es una necesidad tan importante como respirar, y que, al igual que moriría si no respirara, también lo haría, aunque de distinta forma, si no amara. Pensaba eso del amor. Y también pensaba que las personas se habían acostumbrado a maquillarse los sentimientos, porque tenían miedo de que alguien llegase y les hiciese daño. Y es que no hay nada peor que alguien te rompa lo más lindo que tienes, es decir, las razones de sonreír, los sueños, las esperanzas. Que te quite las ganas. Así que nos vestimos con un poquito de orgullo, y lo miramos todo desde la distancia, tanteando el precipicio antes de saltar, porque si vamos a morir, queremos morir por alguien que sepa llorarnos. 
Y sobre el desamor (o cuando sientes cosas lindas por alguien que ya está sintiendo cosas lindas por otra) pensaba que, a veces, es inevitable. Y que, ojalá, pudiésemos elegir de quién enamorarnos, y hacerlo de aquella persona que supiese querernos. Pero las cosas, por desgracia, no son así. Y muchas veces (más de las que me gustaría) terminamos padeciendo insomnio por alguien que, además, e irónicamente, nos hace soñar.
Y luego termino hablando sobre la capacidad de olvidarnos de las personas, y sobre la naturaleza de los recuerdos, diciendo que la mejor forma de olvidar a alguien que nos duele recordar es llegando a la conclusión de que no merecemos eso, de que merecemos algo más. De que merecemos sangrar por alguien que, luego, venga a curarnos. De que la vida no es tan larga, ni dura tanto, como para estar perdiendo el tiempo esperando trenes que ya han pasado. De que hay que sonreírle a los amaneceres, independientemente de que llueva e independientemente de que compartamos cama con la soledad. Que las cosas llegan cuando menos las esperás, y que si siempre las estás esperando, sólo tardan en llegar un poquito más. Pero llegan, tarde o temprano.
Y entonces digo: "Sigo queriendo a toda la gente a la que he querido en mi vida, pero sólo amo con esa urgencia en la mirada a la esperanza de que, un día, y qué más da cuándo, amaré a alguien y será para siempre".


jueves, 6 de marzo de 2014

¡¿Quién?!


          Pienso en lo feliz que me hacía, en quién me va a dar mi primer beso de navidad, de año nuevo, mi primer y único beso del día.. ¿Quién me va a sacar de casa cada fin de semana con una sonrisa, y va a hacer especial cada uno de ellos? ¿Quién me va a dar un verano inolvidable? ¿Quién me va a llevar a la playa, quién me va a tomar de la mano cuando caminemos por la orilla, susurrándome al oído lo mucho que me quiere? ¿Quién me va a hacer sus tonterías de nenes chiquitos? ¿Quién me va a dar los "buenos días amor", y las "buenas noches hermosa" todos los putos días? ¿Quién me va a dejar la campera, y me va a dar esos abrazos que siempre me daba? ¿Quién me va a consolar? ¿Quién me esperará a la salida del colegio para acompañarme o llevarme a casa? ¿Quién me va a hacer llorar de la risa, y hacer que me sienta la chica más feliz del planeta? ¿Quién me va a dar tanta paz, tanta calma? ¿Quién me va a decir lo linda que voy todos los días? ¿Quién se pondrá celoso y hará saber que soy de él? ¿Quién me extrañará? ¿Quién me va a decir lo mucho que me quiere? ¿Quién me va a enojar con las cosas que me hacia que me daban rabia?

 ¿Quién me va a agarrar de la mano mientras caminamos?
 ¿Quién me va a susurrar esta vez al oído lo mucho que me quiere?  
 ¿Quién? ...

Él entró en mi vida, acarició mis penas, adormeció la furia,
 cosechó esperanza y navegó dentro de mí. 
No me explico cómo ni en qué momento sucedió esto. 
Aunque no me lea, le escribo; aunque no lo vea, siento que está conmigo. 
Y así.. como entró, se fue sin decir adiós; fue un ángel que dejó cicatrices de felicidad en mi vida;
y se marchó llevándose las cenizas de soledad y nostalgia.




Te odio. Te amo. Me lastimás. Te lastimo. Te quise. Te quiero. Te olvido. Me dejás. Me cambiás. Te dejo. Me buscás. Pedís perdón. Te agradezco. Te perdono. Te elijo. Me fallás. Me arrepiento. Te arrepentís. Me olvidás. Perdonás. Te vas. Vuelvo. Me voy. Volvemos. Pensás. Siento. Elijo pensar. Te ignoro. Me ignorás. Te enojás. Me mentís. Negás. Te miento. Me enojo. Te perdono. No entiendo. Vos tampoco. Te pido perdón. Busco una solución. No la encuentro. Buscas vos. Tampoco la encontrás. Digo basta, pero empieza de nuevo.

martes, 4 de marzo de 2014

Para siempre..

Te seguiré queriendo, aunque muy pronto dejemos de ser dos cuerdos de vida 
y pasemos a ser dos locos de amor
Y si algún día decides olvidarme, te seguiré queriendo porque nunca lo conseguirás, ni yo tampoco. Éramos incompatibles, pero ya unidos nuestros retazos, somos el complemento indispensable.
Somos un ser. Ni la perdición nos va a separar.











El hilo rojo es una leyenda anónima de origen chino, que dice que entre dos o más personas que están destinadas a tener un lazo afectivo existe un hilo rojo, que viene con ellas desde su nacimiento. El hilo existe independientemente del momento de sus vidas en el que las personas vayan a conocerse y no puede romperse en ningún caso, aunque a veces pueda estar más o menos tenso, pero es, siempre, una muestra del vínculo que existe entre ellas.
El texto literal viene a decir: Un hilo rojo invisible conecta a aquellos que están destinados a encontrarse, sin importar tiempo, lugar o circunstancias. El hilo se puede estirar o contraer, pero nunca romper.
Hay recuerdos que merecen futuro, como el nuestro por ejemplo.
Porque aún nos pensamos, aún te siento aunque no estés acá, aún sos mi último pensamiento. Aún nos amamos. Y lo peor es que, vos estás allá, tan lejos de mí. 
Y yo, gritando tus promesas, añorando cruzarme con tus huellas; pero sé que no volverá a suceder. Nos quedamos en el ayer, lo que nos pasó, lucha por ser real.
Nuestro recuerdo vive escondido y se encuentra refugiado en nuestro presente, dentro de nosotros. Fuimos coleccionistas de besos, de caricias, y despedidas, de abrazos, de promesas. Nuestra última partida. "Fuimos efímeros".

Voy a recordar tu pequeña habitación, nuestro sitio, la sensación de ti, a la luz de la ventana, 
tu música, tus gestos, nuestro café de la mañana, nuestras tardes, las noches,
 nuestros cuerpos derramados juntos, el sueño,
 las diminutas corrientes que fluyen, inmediatas y para siempre. 
Tu pierna, mi pierna, tu brazo, mi brazo, la sonrisa y la calidez tuya que me hizo reír de nuevo.