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martes, 15 de julio de 2014

Siempre serás, bienvenido a este lugar.

Seguí mirándolo, mis ojos empezaron a brillar. Había en él lo que yo necesitaba, escondido en un rincón de su alma, queriendo salir. Sentía que por fin algo se había encendido entre nosotros. 


Lo conoci, del modo más casual, tonto e inesperado del mundo. Nunca pensé que el amor sería la cosecha de dos personas como él y yo, tan desemejantes. Ocurrió en mi vida, con muy poco valor. Pero siempre tuve el impulso, sí, ese que se siente hacia alguien que anhelas desde el primer instante, desde el primer momento, desde el comienzo de todo. Había algo que nos unía, que no nos permitía detenernos. Poco a poco me fue atrapando su risa, su ternura, la forma de sus labios, la pronunciación de mi nombre en su boca, y la manera tan fascinante e inconcebible en que me hacia el amor.
Es de ese tipo de hombre que te cambian la vida, te mejoran y te simplifican la vida, que hacen del peor día de tu vida.. el mejor. Es quién me pone el corazón a mil, me hace sentir, me hace estar en paz conmigo misma y con los demás. Él me da amor, y del que yo necesito.
¿Y por qué dejaría de hablar de su voz? ¿Por qué obviaría esa parte?  ¿Por qué no diría que es la causante de todos mis vuelos? Solo al oírla logro sonreír y me permito soñar.
Y aunque debo admitir que es él el causante de todos mis males, él es también quién me hace volar y vivir. 

Seguí mirándolo, mis ojos empezaron a brillar, aunque, esta vez, entendí el porqué de mi locura hacia él. Simplemente, me hace existir. 

¿Es algún ser existente capaz de pensar, de imaginar, o.. adecuadamente dicho, de alucinar con que podría reemplazarlo? No lo creo.

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